Shaila Dúrcal

Escribimos poesías que se pueden convertir en canciones,escuchamos melodías que realmente se pueden transformar en nuestra vida diaria,
en cada uno de esos momentos vividos o sufridos.
Esto es como aquel escritor novel o veterano que en cada uno de sus libros ,en cada una de sus escrituras ,refleja algún aspecto o acontecimiento de su vida.
Todos nos inspiramos en nuestro entorno,en nuestros sueños e ideales.
Reflejamos nuestros sentimientos en un papel,en una entrada de cualquier página de internet,
con el mayor anhelo que jamás pueda existir.
¿Y qué pasa cuando escuchamos esas canciones con las que nos sentimos tan identificados?
¿Cuándo leemos algo con lo que nuestros ojos se cierran?
Que lloramos.Nos emocionamos.Que por nuestro rostro rueda una lágrima con sabor a sal.
Que necesitamos asomarnos a la ventana apoyando nuestros codos en el alféizar,respirando hondo el aire que el cielo nos da, pensando en cada uno de nuestros pasos dados,de esa valentía que pusimos algún día para conseguir muchos de nuestros sueños,o de ese temor que tenemos que romper para seguir viviendo,para resistir.

Y las palabras,las canciones llenas de significado,hace bastante que son insuficientes para intentar demostrarle a esa persona todas las cosas que siento yo al oírlas y los recuerdos que me vienen a la memoria de aquellos momentos vividos  .